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¿Demasiado tiempo frente a las pantallas? Riesgos y recomendaciones para la etapa infantil

La presencia masiva de pantallas en nuestro día a día nos invita a reflexionar sobre la repercusión que tienen en el desarrollo cognitivo de los niños en la etapa infantil. ¿Cuál es el tiempo adecuado frente a ellas?
Infantil

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Las pantallas están por todas partes (en la calle, en el hogar, en la escuela) y adoptan formas muy diversas (ordenador, tablet, teléfono móvil, televisión), por lo que cada vez resulta más complicado esquivar su omnipresencia y establecer un uso responsable del tiempo frente a ellas. Esta situación se complica aún más cuando hablamos de niños de 3, 4 y 5 años, pues cada vez estamos naturalizando más el hecho de que reciban estímulos visuales, sonoros y cognitivos a través de un entorno digital. Entonces, ¿hay una relación directa entre la exposición temprana a las pantallas y el desarrollo cognitivo, del lenguaje y socioemocional de los niños?

Riesgos de las pantallas en el desarrollo cognitivo de los niños

Desde la Academia Americana de Pediatría lo tienen claro: sugieren que el screen time o tiempo de pantallas en niños, para que sea responsable, debe ser el siguiente:

  • De 0 a 2 años: nada de pantallas
  • De 2 a 5 años: entre media hora y una hora al día (preferiblemente media)

Por otro lado, en la revista Pediatrics (volumen 138, 2016) apuntan a que «hay pruebas suficientes para recomendar limitar el tiempo de uso de los medios digitales para niños de 2 a 5 años […] con el fin de que los niños tengan tiempo suficiente para dedicarse a otras actividades importantes para su salud». Estas otras actividades que sugieren están, en buena medida, relacionadas con la interacción con adultos. En esta etapa, los niños experimentan una intensa necesidad de explorar su entorno mediante la indagación manual y la interacción con los demás, experiencias que les son muy beneficiosas en el desarrollo de su capacidad cognitiva, lingüística, motriz y socioemocional

Stanislas Dehaene, uno de los neurocientíficos más relevantes del panorama internacional, insiste en la importancia de la interacción entre padres e hijos para asegurar un óptimo desarrollo cognitivo en los niños:

«Cuando la gente discute el peligro de los teléfonos móviles, hablan como si las pantallas fuesen problemáticas para los niños. Pero los que tienen problemas con las pantallas son los padres, porque les apartan de la interacción con sus hijos. La tecnología restringe el entorno de aprendizaje de los niños por los padres.»

Recientes estudios académicos, como el de JAMA Pediatrics (2022; 176 (8): 768-775) inciden en el impacto negativo de las pantallas en el desarrollo cerebral de los niños, llegando a la conclusión de que «la exposición a la pantalla influye sobre el desarrollo cognitivo, incluida la atención deficiente, falta de control del comportamiento, retraso en el lenguaje, y déficits en las funciones ejecutivas». A esto se le deben sumar otros riesgos asociados al “sedentarismo digital”, como:

  • Problemas de sueño: una sobreexposición a las pantallas puede conducir a horarios inadecuados de sueño y a fatiga y desconcentración.
  • Problemas de conducta: derivados de la falta de descanso, pueden aparecer conductas inapropiadas en el comportamiento del niño, como irritabilidad o una mayor tendencia al enojo.
  • Retrasos en el desarrollo del lenguaje y de las habilidades sociales: el hecho de no recibir los suficientes estímulos más allá de la pantalla, como socializar con iguales o con adultos, puede tener serias consecuencias sociales y de desarrollo cognitivo.
  • Problemas de atención: el hábito a recibir estímulos por parte de una pantalla (es decir, a través de la luz, el movimiento y el sonido) provoca un menor interés en eventos/hechos que no parezcan igualmente atractivos.

Como todo, un uso adecuado y responsable del tiempo frente a las pantallas puede tener efectos beneficiosos en los niños, como el fácil acceso a la información (y, por lo tanto, a una fuente de aprendizaje inagotable), su comodidad de uso o su capacidad para que desarrollen habilidades tecnológicas para el futuro. Partiendo de la base de que el tiempo de exposición frente a la pantalla debe ser adecuadamente limitado, y siempre contando con el acompañamiento de un adulto que pueda guiar el aprendizaje, ¿cuáles son nuestras recomendaciones para un uso adecuado de las pantallas?

Recomendaciones del uso de los dispositivos en la etapa infantil

Basándonos en referentes globales de la salud en edades tempranas, como la OMS o la American Academy of Pediatrics, os proponemos este conjunto de consejos para que el tiempo de los niños entre los 3 y los 5 años frente a la pantalla sea el más responsable posible: 

  • Limitar el uso de las pantallas a media hora al día y establecer normas de uso, con recordatorios sobre el tiempo que se lleva.
  • Proponer contenido educativo, revisando previamente la propuesta, los autores y asegurar la calidad educativa.
  • Acompañar el uso, es decir, que el adulto interaccione con el niño y le ayude a comprender el contenido.
  • Evitar el uso de las pantallas como estrategia usual para calmar al niño.

Buenas prácticas en el uso de los dispositivos en infantil

Y en la escuela, ¿cuál debería ser la postura? Debemos aplicar las mismas recomendaciones, partiendo de la mirada de que el uso de herramientas digitales para el aprendizaje es beneficioso si se sabe integrar en las actividades curriculares y se pone el foco en la alfabetización digital de los alumnos, clave para evitar futuros abusos y riesgos.

La apuesta de tekman en matemáticas para introducir pantallas durante la etapa de infantil es CiberEMAT, una aplicación digital para que los niños puedan desarrollar el pensamiento matemático a partir de juegos, canciones, tarjetas de aprendizaje, videocuentos y actividades interactivas. Son recursos para el aprendizaje que complementan las actividades realizadas en el aula sin sustituirlas porque, como decíamos al inicio, no debemos robar tiempo a otras actividades vitales para el desarrollo integral de los niños.

¿Qué hace a CiberEMAT Infantil diferente? Principalmente, nos importa el aprendizaje y el desarrollo integral de los alumnos, por ello integramos estas recomendaciones y pautas para fomentar un buen uso:

  • Tiempo limitado: proponemos su uso una vez a la semana, y con actividades que exijan un tiempo de pantalla máximo de 10-15 minutos.
  • Acompañamiento: CiberEMAT está diseñado para promover el trabajo tanto en clase como en casa, siempre conectado con las sesiones realizadas en el aula. En ambos casos, la recomendación es que los niños lo utilicen acompañados por un adulto, ya sea el maestro o sus progenitores.
  • Reflexión sobre el aprendizaje: el acompañamiento, además, debe venir conducido por una reflexión por parte del adulto, en directo, para despertar en el niño el conocimiento matemático, al tiempo que asociamos un momento de aprendizaje matemático con una experiencia divertida.
  • Reflexión sobre los resultados: tal y como hemos indicado, tiene que haber un objetivo pedagógico detrás del uso de la pantalla. Y como detrás de cualquier objetivo hay resultados, CiberEMAT pone a disposición de familias y maestros un reporte sobre el progreso de los alumnos en el aprendizaje de los bloques matemáticos, de modo que se convierte en una verdadera herramienta educativa.

Como vemos, no se trata de sustituir una hora de clase manipulativa y de reflexión matemática conducida por el maestro por una hora de niños mirando la pantalla, sino de integrarlo como un recurso más, de forma guiada por un adulto. Por último, una de las claves que hace diferente a CiberEMAT Infantil es que busca la implicación de las familias en el aprendizaje matemático de los niños.

Es por ello que, con el objetivo de que se pueda disfrutar en casa, la aplicación ofrece un perfil familiar, para que las familias puedan dar feedback a los maestros sobre cómo viven las matemáticas sus hijos: se les hacen preguntas como si sus niños aplican los aprendizajes de EMAT en contextos ajenos a la plataforma, si se sienten cómodos con las actividades, si las disfrutan, etc. Es decir: no se trata de dejar al niño (ya sea en la escuela o en casa) a solas con la pantalla, sino que esta sea un recurso más que acompañe al aprendizaje matemático generado en el aula.


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