¿Puede la forma de enseñar influir en el desarrollo de los alumnos? Todo el proceso de enseñanza y aprendizaje a lo largo de la historia se ha desarrollado en torno a una cosa: el tipo de persona y sociedad que queremos conseguir, y aquí es donde entran en juego los llamados modelos pedagógicos.
Puede que el concepto te suene un poco, pero si no sabes exactamente en qué consisten, aquí te contamos todo lo que debes saber sobre los modelos pedagógicos, cuántos hay y cómo influye cada uno de ellos en los alumnos.
Qué son los modelos pedagógicos
Aunque se pueden encontrar muchas definiciones de modelos pedagógicos con respuestas complejas y enrevesadas, estos, en realidad, responden a unas cuestiones principales muy sencillas:
· Qué enseñar
· A quién
· Con qué procedimiento enseñarlo
· Cuándo
· En qué reglamento disciplinario basarse
Todo esto da como resultado un proceso de enseñanza y aprendizaje concreto que tiene como objetivo moldear determinadas cualidades y virtudes de los estudiantes.
Cada uno de estos modelos pedagógicos están basados en teorías educativas, y en ellos se eligen propósitos, contenidos, metodologías, recursos y evaluaciones concretas que marcan el tipo de educación que se da a los alumnos. En definitiva, los modelos pedagógicos son formas de estructurar el proceso de aprendizaje y enseñanza, respondiendo a unas pautas marcadas que se centran en potenciar determinados aspectos en los estudiantes. Conocer todos estos modelos, como explica el blog Docentes al Día, es la clave para que los docentes puedan tener una visión más completa sobre todo lo que ocurre en el aula.
Cuáles son los 5 modelos pedagógicos
No existe una forma correcta o incorrecta de enseñar y educar a los niños y adolescentes, pero sí algunas que han probado ser más efectivas, inclusivas y adaptadas a otros tipos de inteligencia diferentes a los modelos tradicionales.
Así, los modelos pedagógicos pueden dividirse en tres tipos según sus procedimientos y objetivos:
· Los modelos tradicionales: se basan en transmitir información a los alumnos.
· Los modelos activos: centran el aprendizaje en la manipulación, el contacto y la experiencia directa con los objetos.
· Los modelos actuales: tienen como objetivo desarrollar la creatividad y el pensamiento.
Dentro de esa clasificación, existen 5 modelos pedagógicos que se basan en diferentes contenidos, formas de evaluar, actividades y filosofías para potenciar cada uno de ellos unos conocimientos y virtudes diferentes en los niños:
1. Modelo tradicional
El modelo pedagógico tradicional quizás sea el primero que te viene a la mente cuando piensas en la educación o enseñanza. Se trata del modelo más utilizado a lo largo de la historia, y se basa en que el docente transmite un conjunto de conocimientos al alumno.
En este modelo pedagógico el papel del alumno es pasivo, y el protagonista, inevitablemente, es el docente.
¿Recuerdas cuando estudiabas memorizando información, a veces sin sentido, y que ya apenas recuerdas? Pues esa es la base de esta forma de enseñar.
Además, en este modelo pedagógico, la evaluación se limita a una nota basada en lo bien o mal que se te dé reproducir todo lo que has memorizado, por lo que no se trata del modelo más efectivo para los estudiantes con otras capacidades.
Sin embargo, el modelo pedagógico tradicional es sin duda el más primitivo en el ser humano por permitir una estandarización de los conocimientos, y un ejemplo de él es la clásica lección en la que el docente habla todo el tiempo mientras los alumnos escuchan y repiten.
Este modelo aún sigue siendo muy controvertido, ya que, como se señaló en el Congreso internacional virtual sobre La Educación en el Siglo XXI, lo que se consigue es más bien una “domesticación”, fomentando demasiado el formalismo y frenando por completo el desarrollo social y emocional en los niños.
2. Modelo conductista
Aunque no es del todo igual que el tradicional, este modelo pedagógico también tiene al alumno con un rol pasivo y al docente como el centro de todas las lecciones.
En este caso, se considera que el aprendizaje se da a través del entrenamiento, la repetición, la práctica y la exposición. A esta forma de enseñanza y aprendizaje se le suma una evaluación centrada en el resultado final y basada en gran parte en los premios y recompensas.
Algunos ejemplos del conductismo en el aula son acciones como premiar la intervención, castigar el mal comportamiento, restar y sumar puntos, sancionar cuando se copia, etc.
3. Modelo romántico o experiencial
Aquí es donde todo empieza a cambiar. El modelo romántico o experiencial se basa en una forma de aprender natural y espontánea. Se diferencia de los dos anteriores, especialmente, porque en este caso los alumnos tienen un papel activo y protagonista.
En este caso puede resultar especialmente útil por basarse en la experiencia y gustos de los propios estudiantes y por centrarse en una única forma de aprender muy diferente a lo tradicional, y es que aquí no se aprende estudiando, sino haciendo.
Con esta forma de enseñar, además, los alumnos no son evaluados ni comparados, sino que pueden aprender libremente. En algunos casos, la evaluación puede darse siempre que sea cualitativa y no se base en notas numéricas.
Algunos ejemplos de las prácticas pedagógicas derivadas de este modelo son cuestiones como dejar que los alumnos opinen sin tomar represalias por lo que digan o promover que cada alumno aprenda según su propio estilo de aprendizaje.
4. Modelo cognitivista
Lo que destaca a este modelo cognitivo de los demás es que aquí no se pretende que los alumnos acumulen conocimientos, sino que se busca su desarrollo intelectual.
Se trata de un modelo centrado tanto en el proceso de aprendizaje como en el producto o resultado final, siempre teniendo como protagonista al alumno y contando con el docente como un apoyo.
Un claro ejemplo del modelo cognitivista son los ejercicios en los que se plantean problemas que los alumnos deben resolver mediante el razonamiento y la imaginación y basándose en 5 principios: recordar, reconocer, implementar, juzgar y desarrollar.
5. Modelo constructivista
Este modelo es uno de los más aceptados y utilizados en la actualidad. En él, el alumno se convierte en el protagonista de su propio aprendizaje, mientras el docente se limita a orientar y plantear retos y preguntas que permitan a los estudiantes resolver problemas reales.
De esta forma, mientras participa y propone soluciones, el alumno consigue ser más autónomo. En este modelo pedagógico, algunas cuestiones como el trabajo colaborativo, los conocimientos previos o el contexto son fundamentales para plantear situaciones o problemas relevantes para los jóvenes.
Un ejemplo del constructivismo en el aula que nos explica aquí la revista de Educación y Desarrollo “Atlante”, es desarrollar actividades en las que los alumnos sean quienes investigan, indagan y exploran su propio entorno encontrando respuestas a sus propias preguntas.
Y tú, ¿Cuál de estos modelos pedagógicos utilizas?