Jugar es, sin duda, la primera actividad creativa que realizan los niños sin darse cuenta. Juegan sin ser conscientes de que, al hacerlo, están aprendiendo. ¡Y de qué manera! Detrás de cada juego, por simple que parezca, hay un aprendizaje. Y tras cada aprendizaje, un proceso de madurez y crecimiento. Y si sabemos todo esto, ¿por qué no hacemos que jugar sea una de las herramientas más potentes del aprendizaje infantil?
¿Por qué es mejor jugar?
Son diversos los autores que han apuntado hacia la teoría del juego como un poderoso instrumento que define el mundo infantil y que merece, por ello, una especial atención. Spencer, Gross, Montessori, incluso Freud, hablan del juego en sus teorías del aprendizaje y coinciden en afirmar que, con diversión, el aprendizaje es más fácil y los conocimientos, como las matemáticas, son absorbidos por los niños con mayor rapidez y efectividad.
Y es que en el juego se desarrollan procesos cognitivos interesantísimos: descubrir, explorar, hallar lo divertido en una actividad, les permite estar 100% motivados y concentrados activamente en lo que están haciendo. El juego es, sin duda, el gancho perfecto para mantener atentos a los niños y penetrar en el área del aprendizaje con total garantía.
Permitir el juego en la educación es llegar a la emoción de los niños. Todas las experiencias basadas en la emoción son ciertamente más recordadas y es por ello que en cualquier actividad considerada de esparcimiento por un niño vamos a calar más hondo, puesto que iremos más allá del intelecto. Los ayudamos a expandir su imaginación, a crear sinergias neuronales más potentes divirtiéndose.
Jugar en la escuela del siglo XXI
El profesor acompaña, de esta manera, el proceso de aprendizaje de la mano de métodos mucho más naturales, innatos en el niño, y que le van a permitir llegar a la madurez de una manera nativa. De hecho, la tendencia de la Escuela del siglo XXI apunta hacia metodologías lúdicas y de cooperación entre los alumnos para que los procesos cognitivos de aprendizaje se vean acelerados.
Y es que no debemos olvidar, que los niños son niños y tienen, ante todo, el derecho a divertirse. ¿A caso hay algo más bonito y natural que ver a un niño jugar integrando los conocimientos de forma espontánea?
Desde tekman Books estamos convencidos de que esa es la verdadera conexión con la vida real.