La división por etapas y cursos por años es algo que responde más a una cuestión arbitraria, que no a una necesidad de aprendizaje. Hay muchos estudios (Argos, Ezquerra y Castro, 2011; Castro, Ezquerra y Argos, 2018; Tamayo, 2014) que profundizan en las dificultades que tienen los alumnos en superar esta transición, con el posterior bloqueo en el aprendizaje que esto supone. Muchas de las respuestas pasan por mejorar la coordinación entre etapas o la comunicación con las familias. Además de esto, ¿qué podemos hacer nosotros en nuestras clases de matemáticas? Ofrecer una enseñanza de las matemáticas centrada en el alumno, en su proceso de aprendizaje natural. ¡Te lo explicamos más en detalle a continuación!
3 estrategias para conseguir una continuidad entre etapas en la enseñanza de las matemáticas
Dado que cambiar la división por etapas y cursos no está en nuestra mano, debemos facilitar la transición entre etapas para garantizar el aprendizaje. De hecho, los niños siguen desarrollando las habilidades y ampliando los conocimientos que han adquirido en Infantil, en Primaria. Es decir, no hacen un borrón y cuenta nueva. Y tanto la psicología de la educación como la neurociencia han demostrado la importancia que tiene para un aprendizaje significativo partir de los conocimientos previos de los alumnos, de lo que han aprendido anteriormente.
¿Qué mejor manera de hacerlo que teniendo una programación y metodologías que abarquen desde infantil hasta primaria? Te damos 3 estrategias eficaces para garantizar una continuidad entre etapas en el aprendizaje de las matemáticas. Lo haremos explicándote cómo lo llevamos a cabo en EMAT, nuestro programa de matemáticas para infantil y primaria.
1. Seguir enseñando a través de la manipulación y el juego en primaria
EMAT son matemáticas manipulativas, lúdicas y contextualizadas. No es un capricho ni una metodología solo de infantil. Al contrario, los niños de primaria todavía se mueven en el mundo de lo concreto y tienen dificultades para realizar algunas abstracciones por sí solos.
Necesitan, pues, una secuencia didáctica que les ofrezca experiencias que les ayuden a pasar progresivamente de lo concreto a lo abstracto. Esto se consigue con propuestas activas que aseguren la siguiente secuencia de fases: vivencial, manipulativa, representación gráfica y fase simbólica. No podemos pasar, por ejemplo, directamente a enseñar el algoritmo sin asegurar que los alumnos comprenden el concepto de suma, y lo harán a través del juego y la manipulación. Y esto sucede para todos los contenidos, también en ciclo superior (¡incluso en secundaria!).
Y, por supuesto, el juego sigue siendo en Primaria un estímulo necesario para potenciar el aprendizaje, en palabras del neurocientífico Francisco Mora (2013) “El instrumento del juego, combinación de curiosidad y placer, es el arma más poderosa del aprendizaje”.
2. Dar continuidad a las estrategias didácticas que los alumnos ya conocen
El aprendizaje cooperativo, la cultura de pensamiento, el aprendizaje manipulativo, el aprendizaje basado en el juego, la personalización del aprendizaje, la estructura de la sesión… EMAT Infantil y Primaria comparten todas estas metodologías y estrategias didácticas. De hecho, hay una continuidad en actividades como las técnicas de aprendizaje cooperativo o las rutinas de pensamiento, que comparten una secuencia de repetición e introducción de nuevas estrategias.
Esta continuidad metodológica es importante a dos niveles. Por un lado, porque el hecho de que formen parte del día a día de la escuela y no solo de un ciclo, permite la creación de una cultura pedagógica de centro compartida, basada en la innovación educativa y las evidencias científicas, con objetivos como la cooperación, la personalización o la cultura de pensamiento que pueden formar parte del Proyecto Educativo de Centro.
Por otro lado, esta continuidad metodológica posibilita que los alumnos conozcan las experiencias de aprendizaje, la estructura de una sesión y los objetivos que normalmente se trabajan, sintiéndose más seguros y confiados. No es un tema baladí: si los alumnos ya están familiarizados con el tipo de actividades, cuando cambien de etapa, la afrontarán con mayor autonomía. Al no empezar desde cero, podrán concentrarse en los nuevos aprendizajes.
3. Realizar una programación curricular secuenciada desde infantil hasta primaria
Lo mismo que sucede con la metodología, debería conseguirse con la programación curricular. Las capacidades curriculares de Infantil y las competencias curriculares de Primaria están conectadas, unas llevan a las otras. De igual manera ocurre con los contenidos de Primaria que, aunque tratemos con dos currículos diferentes, desde la didáctica de las matemáticas se sabe que tienen su inicio en Infantil. Para conseguir un aprendizaje natural de las matemáticas debemos compartir la programación didáctica y asegurar que siempre partimos de los conocimientos previos de los alumnos.
Con EMAT te ofrecemos esta continuidad para el desarrollo de las habilidades matemáticas desde los 3 hasta los 12 años. Es más, EMAT secuencia todos los contenidos de matemáticas de manera cíclica, de forma que trabajamos contenidos complejos desde edades tempranas. Con esto conseguimos que los niños que aprenden con EMAT infantil tengan muchas más facilidades para alcanzar niveles más altos de competencia matemática si continúan con el mismo programa. Y, al revés, los niños que se encuentran en EMAT Primaria tendrán más habilidades si empiezan desde Infantil.
Si quieres saber más sobre la ciclicidad, te animamos a descargar la guía que encontrarás a continuación y descubrir por qué decimos que la ciclicidad es la garantía del aprendizaje profundo y duradero.
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