En la charla de hoy hablamos con Verónica Díaz Herrero, directora del Colegio Virgen de la Vega (Fuenlabrada). Hablamos, entre otros asuntos, de su experiencia en la implementación de nuestro programa EntusiasMAT. Díaz Herrero imagina la escuela del futuro y la describe como “experiencial” y con un objetivo muy directo: formar a niños capaces de sobrevivir en un mundo de adultos.
¿Cómo vive una directora el cambio educativo al que nos estamos viendo forzados a llegar?
Hay momentos de todo. Sí es cierto que prima la ilusión e inquietud ante lo que interpreto como un mar de posibilidades pero al tiempo siento recelo por ese ritmo que se le quiere dar al cambio y a algunas de esas mal llamadas innovaciones que, desde mi punto de vista, no lo son tanto. Considero que los cambios son necesarios pero hay que tener claro cuándo y por qué abordarlos. Si te cierras a los cambios puedes provocar que tu centro lo haga y se dan situaciones de acomodamiento, desidia, indiferencia; sin embargo, si haces reflexión profunda sobre lo que eres y lo que quieres, cuentas del mismo modo con lo que son y quiere tu profesorado y tus familias, es todo más fácil. Tal vez más lento, pero seguro.
Cuando trabajas mano a mano con los niños, ¿qué diferencias aprecias con respecto a otras generaciones?
Sobreprotección y sobre estimulación generalizada. Sin embargo, me alegra que el espíritu infantil, curioso y puro, pueda con ello.
¿Qué necesidades crees que no está cubriendo la Educación hoy en día con respecto a los alumnos? ¿Y de qué manera crees que podemos cubrir las necesidades que tienen?
Esta pregunta es tan amplia que da miedo responderla. Desde mi punto de vista el fin de la educación ayer y hoy es hacer gente capaz. Niños que mañana sobrevivan al entorno adulto. Y cuando hablo de sobrevivir me refiero a que, sin saber lo que les espera, sepan transformarse tantas veces como sea necesario sin perderse en el camino. Por tanto incido en el desarrollo humano: la ética y la moral, la lealtad y la coherencia, la sensibilidad y la sensatez… que no se pierdan, por favor.
Cuando os presentaron EMAT, ¿cuál fue la reacción del claustro de profesores?
Miedo e incertidumbre frente a la seguridad de querer afrontar el reto con tal de mejorar.
¿Os sentís orgullosos de haber tomado esta decisión? ¿Por qué?
Estamos contentos porque nuestros niños quieren que llegue la hora de matemáticas y porque, además, observamos que estamos mejorando TODOS.
Parece lógico pensar que los profesores más jóvenes entiendan más rápido estos cambios en la educación. ¿Es así en vuestro caso?
No exactamente, creo que como todo en la vida es cuestión de actitud y en nuestro centro tenemos actitudes, no edades.
Si tuvierais que explicarle a un claustro de profesores que está en dudas con respecto a la implementación de EntusiasMAT, ¿qué aspectos destacaríais del programa?
La tranquilidad y seguridad que da el acompañamiento y asesoramiento pedagógico que ofrece tekman Books.
En algunos casos creen que hace falta un cambio de estructura del colegio… ¿es así?
Probablemente hace más falta el cambio de estructura mental del profesor. Los cambios estructurales del colegio se van dando de forma natural según avanza su implementación, al menos en nuestro caso ha sido así.
¿Cómo reaccionan los niños ante el juego como herramienta de aprendizaje?
Con entusiasmo. El nombre es muy acertado.
¿Qué te sorprende más de EntusiasMAT, personalmente?
El trabajo que, imagino, ha habido detrás. Algo que está pautado al milímetro, con tantos recursos y posibilidades, seguro que ha conllevado una fase previa de muy buen trabajo.
¿Cómo te imaginas la Escuela en 50 años? Si tuvieras que describir la escuela del futuro para ti, ¿cómo sería?
Espero que experimental, con un alumnado en contacto con la realidad. Como dirían las Arcix, “La escuela ya no es un lugar”