Cuando llevamos a cabo cambios metodológicos y didácticos en un centro o en un aula es común encontrarnos con resistencias a dichos cambios que los imposibilitan o los frenan. Pero existen algunas claves importantes para que la innovación pedagógica pueda darse; todas ellas pasan por una gestión del aula efectiva.
LIDERAZGO
Un buen liderazgo permite que los alumnos experimenten y se organicen en función de su tiempo, sus gustos y sus necesidades. Un buen guía no impone de manera unidireccional sino que pacta y dirige al grupo de manera que cada uno de los miembros saque algo en claro del proceso, más que del resultado.
ORGANIZACIÓN
Debido a las resistencias y el asentamiento de dinámicas que, con más o menos resultados, han funcionado durante años en el aula, a menudo nos encontramos con dificultades para llevar a cabo nuevas estrategias metodológicas.
Una de las claves de la verdadera innovación pedagógica estriba en encontrar la manera de gestionar el aula de manera eficaz y de introducir unos cambios que, a menudo, pueden percibirse como una agresión o una afrenta. Es fundamental desarrollar estructuras de trabajo que generen, en sí mismas y en función de necesidades específicas, distintas dinámicas que enfrenten no únicamente la manera de enseñar y de aprender sino de organizarse.
ANTICIPACIÓN
Es importante conocer en profundidad a todos los alumnos; no únicamente saber de qué lugar de aprendizaje parten sino, también, anticipar las actitudes que puedan llegar a generar un conflicto dentro del aula.
PROCESO
Ante la heterogeneidad con la que nos encontramos en las aulas es importante que comprendamos que el objetivo de cada alumno es diferente, que cada uno de ellos parte de un lugar de aprendizaje distinto y que su manera de afrontar el proceso de enseñanza-aprendizaje es individual. Por ello, es muy importante valorar el proceso y no unificar y juzgar los resultados bajo una medida única.
