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Aprendizaje asociativo: qué es y cuáles son sus características

La experiencia es una fuente inagotable de aprendizaje, ¿pero cómo aprendemos de ella? En este artículo, te contamos qué es el aprendizaje asociativo.
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Es bien sabido que no solo se puede aprender de los libros, de las clases o de los temarios. La vida y la propia experiencia son una gran fuente de aprendizaje, que transforma nuestra manera de ver el mundo y de actuar en consecuencia.

¿Pero, por qué sucede esto? ¿Cómo asociamos ciertas experiencias? En este artículo explicamos qué es el aprendizaje asociativo, cuáles son sus principales características, qué tipos hay y algunas de sus consecuencias.

Qué es el aprendizaje asociativo

El aprendizaje asociativo se produce cuando asociamos estímulos, ideas o pensamientos a ciertas acciones y, como resultado, cambia nuestra conducta. De hecho, es una de las teorías del aprendizaje, junto al aprendizaje significativo o el aprendizaje emocional.

Este tipo de enseñanzas puede ocasionarse tanto en situaciones cotidianas e inmediatas, como para aprender conceptos más complejos y espaciados en el tiempo. Gracias a experiencias anteriores, podemos tener una guía para prever el futuro y evitar “tropezar dos veces en la misma piedra”, como dice el dicho popular.

En relación con el aprendizaje asociativo, es muy común reforzarlo a través de sistemas de recompensas (refuerzo positivo) o de castigos (refuerzo negativo), que pueden terminar afectando a las decisiones del niño. Aunque es una práctica muy extendida, deberíamos tener en cuenta cómo lo usamos, ya que el estudiante puede caer en conclusiones precipitadas que no le permitan desarrollar ciertas habilidades en el futuro.

Tipos de aprendizaje asociativo

Hay varios tipos de aprendizaje asociativo, aunque todos se basan en el hecho de asociar dos elementos distintos. Vamos a ver las principales diferencias de cada uno de ellos.

Condicionamiento clásico

Por un lado, tenemos el condicionamiento clásico, en el que se establece una relación entre dos estímulos simultáneos que, cuando nuestra mente los asocia, actúa como respuesta.  Se suele establecer a base de repeticiones, hasta que la conexión es suficientemente fuerte.

Uno de los ejemplos más clásicos es el del perro que saliva. Es el caso de un perro que cada vez que empieza a salivar por tomar contacto con la comida, suena una campanilla. Llega un punto en el que el perro ha asociado la campanilla con la comida, y solo de escucharla empieza a salivar.

Quizás este ejemplo te parezca lejano, pero en las aulas ocurre muchas veces un efecto similar. Por ejemplo, ¿qué ocurre en el aula cuando suena el timbre? ¡Pues que todos los niños lo han asociado con ir a pasarlo bien en el recreo!

Condicionamiento operante

Otro tipo de aprendizaje por asociación es el operante. Este suele tener relación con conductas más complejas, que suelen perseguir una meta final. Además, el esfuerzo es voluntario, a diferencia del anterior tipo en el que casi es una reacción inmediata.

¿A qué nos referimos? Pues al tipo de aprendizaje que se asocia con las consecuencias a lo largo del tiempo, y que tiene mucha relación con el sistema de recompensas, que ayudan a reforzar ciertas conductas.

También existe una gran relación con la formación de hábitos, ya que si el niño se da cuenta de que al realizar una conducta concreta tendrá una consecuencia deseada, es muy probable que la termine repitiendo.

Este tipo de aprendizaje puede tener tanto consecuencias positivas, como negativas, y por este motivo como docentes deberíamos ser muy conscientes de cómo actuar frente a algunas situaciones. El motivo: puede condicionar un comportamiento a largo plazo del niño de la manera indeseada.

Aprendizaje por observación

No siempre es necesario que sea la propia persona quien viva las acciones que termina asociando. A través de las experiencias de otros compañeros, puede aprender conceptos para seguir avanzando o, incluso, para evitar ciertos peligros.

Principales características del aprendizaje asociativo

La principal característica de este tipo de aprendizaje es que suele ser muy duradero e interiorizado. Aunque a veces es necesario repetir varias veces los estímulos, una vez nuestro cerebro lo asimila, queda muy aferrado en nuestra personalidad.

De hecho, una de las principales fuentes de las fobias sin relación aparente suelen venir de este tipo de aprendizaje. ¿Por qué sucede esto? Pues porque cada vez que se repiten los dos estímulos, se crea un refuerzo en las conexiones neuronales, que se activan a la vez. Cuando la estructura es suficientemente fuerte, ya solo es necesario que se active un único estímulo para que se produzca la reacción.

En resumen, este tipo de aprendizaje se caracteriza por su carácter repetitivo, que con cada nueva repetición refuerza la conexión de ambos conceptos en el cerebro.

Dos caras de la misma moneda

Como has podido ver, el aprendizaje asociativo es uno de los más básicos y esenciales para seguir creciendo, en cualquier momento de la vida. La experiencia es un libro abierto, y a veces no es ni necesario que nos detengamos a leerlo. ¡De esto ya se encarga las conexiones neuronales del cerebro!

Sin embargo, como docente deberías tener cuidado con este tipo de aprendizaje, ya que a veces pueden sesgar nuestra mirada del mundo y caer en consecuencias incorrectas que puedan acabar perjudicando, más que ayudar.


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