¿Qué es realmente memorizar? Tal vez pensamos que es simplemente guardar imágenes en la mente, casi como si fotografiásemos la información. Sin embargo, la memoria es mucho más que retener datos; es una forma de aprender. Analizamos qué implica memorizar y por qué es tan importante en el aprendizaje de las matemáticas.
Deconstruyendo la memoria y su papel en el aprendizaje
Uno de los debates educativos que nos ha traído el enfoque de la enseñanza competencial es la crítica hacia la memoria. La tesis es la siguiente: aprender algo de memoria significa retenerlo un cierto tiempo (normalmente hasta el día del examen) y olvidarlo después. No obstante, es necesario profundizar en esta habilidad cognitiva, revisando las evidencias científicas que nos brinda la psicología cognitiva. Su afirmación es contundente: sin memoria no hay aprendizaje.
¿Qué papel juega la memoria en el aprendizaje?, ¿cómo hemos de interpretarla? Sylvie Pérez Lima y Jordi Perales Pons, expertos en psicopedagogía y profesores en la UOC, lo abordan en su artículo Los distintos tipos de memoria y su papel en el aprendizaje:
Sabiendo que el verdadero trabajo de la memoria no es memorizar, sino establecer conexiones y dotar de sentido, podemos afirmar que sin memoria no hay aprendizaje.
Tres tipos de memoria
En términos generales, la psicología divide la memoria en tres categorías principales, que se relacionan entre sí para cumplir diferentes funciones en el aprendizaje:
1. La memoria a corto plazo (o memoria sensorial) es la capacidad de mantener un pequeño volumen de información en la mente, accesible durante un periodo corto de tiempo.
2. La memoria a largo plazo podemos definirla como el archivo duradero y permanente de la información que guardamos.
3. La memoria de trabajo conecta la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo, utilizando la información de ambas para hacer frente a tareas cognitivas complejas.
La memoria de trabajo: sus poderes y limitaciones
Según el Modelo de Baddeley y Hitch, la memoria de trabajo es como un almacén temporal y limitado de información, que se utiliza para procesar tareas cognitivas completas como el aprendizaje, el razonamiento y la comprensión.
Uno de los mayores obstáculos en el aprendizaje es, no tanto el contenido en sí, sino cómo el cerebro almacena, accede y presenta la información. Es en este punto en el que la memoria de aprendizaje juega un papel fundamental, ya que gracias a ella podemos procesar activamente la información que hemos retenido, tratándola para comprenderla, aplicarla o almacenarla.
Efrat Furst, experta en neuroeducación, habla en su artículo Learning in the brain de unas características específicas de la memoria de trabajo:
- Conecta los conocimientos previos con la nueva información.
- Su capacidad es limitada, ya que solo podemos manejar de 4 a 9 elementos.
- La sobrecarga es contraproducente y causa la pérdida de información.
- Es necesaria para construir la memoria a largo plazo.
Sabemos que la memoria de trabajo es clave en el aprendizaje y que hemos de tenerla en cuenta en el momento de diseñar actividades para el aula de matemáticas, pero, ¿cómo lo hacemos? Veamos algunos aspectos clave y consejos prácticos.
Cómo programar teniendo en cuenta la memorización
¡La memoria de trabajo es muy importante en la enseñanza de las matemáticas! Pongamos por caso la resolución de problemas aritméticos: requiere comprensión de los números y de las operaciones básicas, así como un razonamiento lógico para aplicar las operaciones y llegar a la solución. Todo esto ocurre gracias a ella.
Cuanta mayor fluidez matemática tengan los alumnos, mejor. Tal y como explica Jesús C. Guillén en Memoria de trabajo en el aula, «el hecho de que la memoria de trabajo tenga una capacidad limitada sugiere que, en la práctica, puede ser útil la adquisición de determinados automatismos». ¡Y no solo eso! Las investigaciones demuestran que, cuando el conocimiento se construye con sentido, se recuerda mejor que si solo se analiza de forma superficial. Así pues, la comprensión de los conocimientos y el uso que se les dé también son importantes, por lo que es fundamental conectar los aprendizajes y reiterar su aparición.
4 claves para diseñar actividades matemáticas
- Diseñar experiencias con sentido. El marco de enseñanza es relevante para el alumno, tanto por su contextualización como por su comprensión. Construyamos el aprendizaje para que comprendan cómo es, por qué es así y dónde tiene sentido aplicarlo.
- Conectar los aprendizajes entre sí. La conexión da sentido a los aprendizajes y permite una recuperación más rápida. Trabajar durante muchas semanas un solo aspecto matemático, como por ejemplo la numeración, no es lo más eficaz. Recomendamos intercalar otros aspectos, como la geometría y la medida, que ofrecen contextos en los que recuperar y ampliar los conocimientos previos.
- Planificar una práctica reiterada. Si un concepto es importante, tiene sentido practicarlo a menudo. En consonancia con los principios de la didáctica de las matemáticas, es necesario practicar las habilidades añadiendo complejidad (a nivel de razonamiento, de cifras en el cálculo, etc.) y retirando ayudas progresivamente (material manipulativo, pautas, etc.) para desarrollar la fluidez matemática.
- Reducir la carga cognitiva de la memoria de trabajo. Si a los alumnos les cuesta seguir las actividades y se pierden con facilidad, es necesario intervenir. En este caso, hay que cuidar el volumen de trabajo, clarificar los pasos, simplificar las instrucciones o repetir con frecuencia la información importante.
En ONMAT y EMAT, nuestros programas de matemáticas, secuenciamos los contenidos de forma cíclica para potenciar la práctica reiterada y la conexión de aprendizajes. Además, abordar un contenido en diferentes momentos y con enfoques diversos también ayuda a atender la diversidad, ya que son más oportunidades de aprendizaje para los alumnos.
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