En tekman creemos que un cambio en la educación es posible, y poco a poco algunas aulas empiezan a mostrar nuevas fórmulas para que los alumnos puedan aprender más y mejor. Es el caso del ABP o aprendizaje basado en proyectos que aunque cada vez más centros educativos empiezan a aplicarlo, la verdad es que sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de docentes.
En este artículo te explicamos en qué consiste el aprendizaje basado en proyectos (ABP), por qué deberías introducirlo en las aulas de tu centro y cuáles son los pasos que puedes seguir para hacerlo. ¡Vamos a ello!
Qué es el aprendizaje basado en proyectos (ABP)
Solemos estar habituados a un tipo de aprendizaje más tradicional, basado en el trabajo individual, la separación entre asignaturas y la memorización… Olvídate de este modo de enseñar. La metodología que te presentamos hoy propone algo totalmente distinto y que acercará el conocimiento de manera más dinámica a tus alumnos.
En la metodología ABP, el alumno es el centro del aprendizaje, ya que es gracias a su sentido crítico, cooperación, creatividad y habilidades que finalizará el proyecto con éxito.
¿Suena utópico? La verdad es que no está tan lejos de la realidad, solo se necesita un enfoque distinto a la educación actual.
Como breve resumen, para aplicar esta metodología, debes proponer una pregunta central a tus alumnos, sobre algún tema motivador para ellos. A partir de aquí, los alumnos se organizarán en equipos para buscar la información, sintetizarla y crear un proyecto creativo y original para responder a la pregunta durante varias sesiones.
En este artículo también te explicaremos cómo se puede practicar esta metodología, paso a paso. Pero antes deberías conocer por qué estamos en un momento en el que es más necesaria que nunca.
Por qué deberíamos aplicar el aprendizaje basado en proyectos desde hoy mismo
Esta manera de acercarse al conocimiento (resolviendo preguntas) es muy similar a cómo el alumno deberá enfrentarse al mundo una vez haya superado la etapa educativa.
Una de las principales características de este tipo de aprendizaje es que las materias no están separadas entre ellas. Para resolver la pregunta, el alumno tendrá que navegar entre conceptos de distintas asignaturas para poder resolver la cuestión. Necesitará una visión integral de todo lo aprendido.
Este es uno de los motivos por los que la metodología permite al alumno desarrollar habilidades relevantes para el mundo moderno, en el que vivimos un cambio constante de tendencias, fake news y saturación de la información. Ante este panorama, desarrollar el sentido crítico y la capacidad de síntesis se convierte en una necesidad indispensable.
Por otro lado, este tipo de aprendizaje se puede adaptar a distintas edades y a distintos niveles del desarrollo, teniendo en cuenta que cada alumno tiene unas necesidades y un ritmo único.
En este tipo de metodología, el trabajo en equipo también tiene un papel muy importante, ya que, tal y como veremos en los pasos para aplicarlo en el aula, la comunicación y organización conjunta de los equipos es indispensable.
Para terminar, este tipo de metodología responde perfectamente al aprendizaje significativo, ya que para avanzar en el proyecto los alumnos deberán hacer el ejercicio de búsqueda de información, síntesis y presentación, teniendo en cuenta sus conocimientos previos.
Cómo puedes aplicar el ABP en el aula como docente
Aunque lo más recomendable es aplicar esta metodología de aprendizaje desde los primeros ciclos de la enseñanza, en realidad el ABP puede aplicarse en cualquier momento de la formación del alumnado (desde que son pequeños hasta la universidad).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un gran cambio de paradigma, en el que el docente ya no dicta las lecciones, sino que se ofrece como guía a los alumnos. Serán ellos que tendrán que buscar la información y preparar el material.
Este tipo de aprendizaje se divide en 10 pasos, que podemos agrupar en cinco fases principales:
Fase 1: Formular la pregunta y el proyecto final
Como docente, deberás hacer una pregunta abierta, que esté estrechamente relacionada con la realidad del alumnado. Puedes inspirarte en temas de actualidad, como el cambio climático, o en algún elemento familiar para el alumno, como los animales del Zoo de una ciudad próxima o un videojuego de moda.
Además, es el momento de acotar el proyecto final que los alumnos deberán preparar. Es la parte más creativa, así que podrás optar por el tipo de material que creas que puedan realizar: un vídeo, una presentación, una maqueta…
Antes de avanzar, también deberás marcar los objetivos didácticos y compartir la rúbrica para que el alumno sepa cómo se va a evaluar, y qué elementos deberán tener en cuenta para superar el proyecto.
Fase 2: Formación de equipos y planificación
Llegados a este punto, los alumnos deberán organizarse en equipos reducidos (3 o 4 personas).
Además, tendrán que hacer un ejercicio de planificación para decidir tanto el calendario como quien va a ser la persona encargada de cada tarea.
Fase 3: Recopilación, análisis y síntesis de la información
Una vez esté todo organizado, ¡ha llegado la hora de ponerse manos a la obra! Los alumnos deberán buscar la información a través de distintos canales (Internet, enciclopedias, entrevistas), dentro o fuera del aula.
Una vez hayan recopilado la información, tendrán que hacer un ejercicio de análisis y síntesis para poder responder a la pregunta planteada, con lo que el alumno va a integrar el conocimiento de manera adecuada y secuencial, mientras entrena sus habilidades cognitivas.
Fase 4: Producción y presentación del alumnado
Una vez la información ha sido recopilada y desgranada, llega el momento más creativo de todo el proceso: buscar soluciones para crear el proyecto final. Aquí entra en juego la creatividad y la inventiva de los alumnos, ya que en este tipo de proyectos la presentación también es importante.
Los factores más relevantes de la presentación suelen ser que esté bien estructurada, que sea adecuada y que se utilicen distintos recursos de manera coherente.
Fase 5: Reflexión y evaluación
Una vez se presenta el proyecto, el aprendizaje no ha acabado. Los alumnos habrán podido ver distintas conclusiones de sus compañeros, y como docente puedes incentivar el inicio de un debate en clase.
¿El objetivo? Incitar la reflexión personal de cada alumno para desarrollar el pensamiento crítico. Después de toda la dedicación que han necesitado para el proyecto, estamos seguros de que se implicarán en este debate.
Antes de terminar, tanto el docente como los alumnos deberán marcar la evaluación de cada persona. Los docentes para hacer un correcto seguimiento, y los alumnos para hacer un ejercicio de autorreflexión que les ayudará a saber cómo mejorar para los siguientes proyectos.
Sin duda, esta metodología de aprendizaje no solo permite al alumno integrar de manera autodidáctica nuevos conceptos, sino que acelera las habilidades comunicativas y organizativas, así como competencias como la creatividad o la autoevaluación.
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Y si estás buscando nuevos recursos para aplicarlo en las aulas, no te pierdas esta guía con ejemplos prácticos: 4 motivos por los que la Neuroeducación avala el ABP